A la hora de alquilar un piso, ya sea como propietario o como inquilino, es necesario conocer los derechos y deberes de cada parte para evitar posibles desencuentros posteriores. En caso de duda, y antes de firmar nada, ambas partes deben exponer las condiciones generales del alquiler, y firmar un contrato legal y vinculante.En caso de la reparación de electrodomésticos que se estropeen durante el período que dure el alquiler, nos encontramos ante uno de los principales puntos de conflicto entre ambas partes y que más reclamaciones suelen acarrear.
La legislación dice:
La Ley al respecto (Ley de Arrendamientos Urbanos) especifica únicamente que el inquilino deberá realizar las reparaciones que sean necesarias para mantener las condiciones de habitabilidad.
Todas las reparaciones que deban realizarse en los electrodomésticos y que puedan atribuirse al mal uso de los mismos, corren por cuenta del inquilino, en cuyas manos recae igualmente la responsabilidad de las pequeñas reparaciones habituales que deban realizarse en la vivienda fruto del uso y el desgaste.
Antes de firmar:
Antes de firmar el contrato, ambas partes deben asegurarse de que conocen el estado de la vivienda, salvo vicios ocultos que no pudieran conocerse de antemano. Es recomendable asegurarse del buen estado de los electrodomésticos.
En el caso de que la vivienda haya estado durante un período de tiempo sin suministro eléctrico, o de agua, puede que algunos de los aparatos se hayan estropeado.
Las gomas y conductos del gas deben ser revisadas, así como calderas y calentadores. El mejor modo de evitar problemas posteriores es realizar un mantenimiento general antes de que el nuevo inquilino entre a vivir.
En caso de que el electrodoméstico deje de funcionar, o lo haga de una forma deficiente, el propietario del inmueble puede acudir con un técnico para que certifique el estado del aparato y la causa del deterioro.
En caso de que este sea debido al uso habitual, o que haya excedido su vida útil, el propietario debe sustituirlo o repararlo, corriendo con los gastos pertinentes.
Sin embargo, si el inquilino ha hecho mal uso del mismo y por ello se ha deteriorado el electrodoméstico deberá sustituirlo por uno de igual o superiores características, nunca inferiores.
El inquilino debe dejar la vivienda en las mismas condiciones en que la encontró a su llegada, y por tanto no puede sustituir el electrodoméstico por uno de inferiores condiciones.
Acuerdos entre inquilinos y propietarios:
Lo más sencillo para ambas partes es llegar a un acuerdo, preferiblemente por escrito en caso de que haya que reparar un electrodoméstico.
Si hay que sustituir un aparato porque es muy antiguo, y comienza a fallar, el inquilino puede sugerir sus preferencias en caso de que prefiera utilizar uno nuevo con mejores funcionalidades, o de una gama superior al que van a sustituir.
En estos casos, siempre que ambas partes estén de acuerdo, el inquilino puede abonar la diferencia entre ambos modelos.
En otros casos, el propietario acuerda con el inquilino que este se ocupe de la compra y sustitución del aparato estropeado y previa presentación de la factura correspondiente, la cantidad que el inquilino ha invertido en el electrodoméstico será descontada de las mensualidades del alquiler.
Las aseguradoras.
Por otro lado, el inquilino puede contratar un seguro para el contenido de la vivienda, es decir, todos los enseres y útiles que haya en ella. De este modo, cuando un electrodoméstico se estropea y debe ser sustituido o reparado, el seguro se hace cargo de todo.
En este caso, también debe ser informado el propietario, sea cual sea la causa y las acciones que los peritos de las aseguradoras determinen necesarias para solucionar el problema.
Si se diera el caso de que el desperfecto está ocasionado por un problema ajeno a ambas partes, como puede ser una gotera proveniente de un piso superior o de la azotea, temporales, subidas de tensión, cortes inesperados en el suministro mientras el aparato estaba en funcionamiento, etc. se debe dar parte al seguro.
El seguro comunitario de la finca o en su caso, de la vivienda causante de los desperfectos debe hacerse cargo de las reparaciones, que pueden llegar a afectar no sólo a paredes y techos sino a electrodomésticos y resto del mobiliario.
Consejos y recomendaciones:
El mantenimiento periódico es la clave para alargar la vida útil de los electrodomésticos. Es un modo de prevenir futuras averías de mayor calado. Del mismo modo, hay piezas que deben ser sustituidas regularmente, como la goma de la lavadora, por ejemplo.
Seguir siempre las recomendaciones de los fabricantes respecto al uso y limpieza de los aparatos. Llenar demasiado la lavadora, usar una secadora con ropa sin centrifugar, no descalcificar el calentador, o el depósito de la cafetera, son solo algunas de las acciones que pueden llevar a acortar la vida útil de los electrodomésticos, o reducir su eficacia.